¿Era el pastel una mentira? En el análisis de Portal Colección Complementaria para Nintendo Switch descubrirás por qué es casi indispensable.
“I’m making a note here: Huge Success”. Las palabras de GLaDOS seguramente resonaron en las oficinas de Valve al ver el enorme éxito del primer Portal en 2007, por eso, no tardaron en lanzar su secuela, Portal 2, en 2011. Dos juegos que dejaron huella y que llegaron por sorpresa a Switch hace semanas en un pack conjunto. ¿Es una buena adaptación a la híbrida? ¿Mantienen Chell, GLaDOS y la pistola de portales el tiempo tras todos estos años? En nuestro análisis de Portal: Colección Complementaria para Nintendo Switch vamos a daros las respuestas.
Portal: Colección Complementaria es, como su propio nombre indica, un recopilatorio con el Portal original lanzado en 2007 y su secuela, Portal 2, lanzada en 2011. Un pack sin florituras más allá de los comentarios del director, los desafíos extra del primer juego y un sistema de logros que además se presenta en la consola de la forma más cruda posible: instalando dos juegos independientes en tu consola.
La presentación es fría, pero no hay que dejarse engañar por las apariencias, porque hablamos de dos de los mejores juegos que Valve ha lanzado hasta la fecha. Portal es una franquicia que nació como un mod de Half-Life 2 y que, a través de un enorme carisma, un ‘lore’ bien dosificado y un magistral diseño de niveles, logró conquistar a toda una generación de jugadores.
Para muchos, puede que esta sea la primera toma de contacto con GLaDOS y la pistola de portales; para otros tantos, será como volver a casa. Si hay algo que destacar en esta Colección Complementaria es que es una adaptación magistral que no solo es perfectamente fiel al juego original (para lo bueno y para lo malo), sino que también ha sabido adaptarse a la naturaleza de Nintendo Switch. Es un port sólido que servirá para que muchas personas descubran el humor de una IA psicópata, la finura de unas líneas repletas de bromas ácidas y sarcasmo, pero también una historia repleta de sutilezas y unos rompecabezas que demuestran que no hace falta construir un complejísimo árbol de mecánicas para tener una fórmula sólida y adictiva.
Todo Portal es sorprendentemente sencillo, pero no por eso menos brillante, y su estructura, curiosamente, encaja perfectamente con las partidas rápidas para “picotear” en Switch. Quién lo iba a decir, parecía que en Valve predijeron dónde podría acabar saliendo este juego.
Casi podríamos decir que el núcleo principal de ambos juegos se resume en hacer portales. Chell, la protagonista encerrada en Aperture Laboratories y a merced de las pruebas de la Inteligencia Artificial GLaDOS que rige y controla las instalaciones, solo tiene un arma: una pistola de portales.
ZL crea un portal y ZR crea otro, ambos interconectados. No se pueden crear portales sobre todas las superficies, aunque hay un elemento en Portal 2 que permite ampliar un poco más esta limitación, y al atravesar uno apareces donde se creó el otro. No hay que saber más, ni tampoco es necesario aportar más, porque a partir de ahí se construye todo un conjunto de puzles con una dificultad progresiva en los que siempre hay sitio para las sorpresas.
Es cierto que ambos Portal no son juegos especialmente desafiantes, salvo casos puntuales. La curva de dificultad está muy bien medida y las pocas nuevas mecánicas que surgen se introducen perfectamente para que el jugador se familiarice y las domine poco a poco. No hay trampas, no hay mecánicas escondidas que se descubren por suerte.
También hay que mencionar que ambos juegos tienen enfoques distintos. Mientras que el primer Portal está mucho más centrado en el gameplay, el segundo es una experiencia mucho más cinematográfica. La narrativa adquiere peso gracias a personajes como Wheatley, Cave Johnson o incluso Caroline, y casi se podría decir que pierde un poco de fuelle en ciertas partes al romper la estructura de las típicas cámaras de prueba del anterior juego.
Portal 2 exploró un enfoque más orgánico para sus puzles, y no siempre le salió bien ya que, en no pocas ocasiones, sus resoluciones se limitan a buscar zonas donde colocar portales. Aun así, esos momentos son pequeñas manchas en un historial casi impecable, y las otras adiciones de esta secuela a nivel de mecánicas, como los geles de colores para correr más, rebotar o colocar portales en otros sitios, le sientan de maravilla. Por no hablar de los chascarrillos, las pullas y algunas geniales líneas que se dan a lo largo de todo el juego. GLaDOS será una villana, o quizá no tanto, pero ojalá hubiera más como ella.
Una de las mejores bazas de Portal 2 es que cuenta además con un modo cooperativo que se puede disfrutar a dos jugadores en una misma consola o jugando online, con amigos o con desconocidos. Hemos podido probar todas las opciones, y el desempeño del juego ha sido prácticamente perfecto en todas las ocasiones.
Sí es cierto que, en el caso de jugar en local a pantalla dividida, la tasa de fotogramas se reduce a 30 por segundo para mantener el tipo. Se le podría exigir un poco más, aunque no es problemático porque, esta campaña totalmente independiente de la de un jugador (con modo desafío adicional) exige más coordinación y comunicación que agilidad. Se pasa a jugar con 4 portales en lugar de 2, y eso hace que la creatividad y exigencia de los puzles se dispare.
El problema es que jugar con desconocidos en este modo le resta encanto por lo difícil que puede ser comunicarse por el sistema de marcado y gestos integrado. Como detalle, el juego online cuenta con chat de voz integrado, lo cual ayuda considerablemente a la hora de jugar con desconocidos, aunque en el juego la opción no se ve reflejada en ninguna parte, como tampoco el uso del botón “Y” que, al dejarlo presionado, permite ver a través de los ojos del otro jugador (no hemos visto ninguna de las dos cosas en las opciones). ¿Por qué no indicarlo cuando son dos funciones de lo más útiles?
Todos hemos cruzado los dedos en más de una ocasión al ver el anuncio del enésimo port de un juego de terceros para Nintendo Switch. El resultado final puede ser una absoluta lotería, pero, por suerte, con Portal: Colección Complementaria nos ha tocado el premio.
Ambos juegos funcionan en Switch a 60 fotogramas por segundo, aunque hemos detectado algunas pequeñas caídas de ‘frames’ en los momentos de mayor carga en Portal 2 en Modo TV (curiosamente, en Modo Portátil el rendimiento es incluso mejor). Por otra parte, el multijugador cooperativo a pantalla dividida reduce a 30 la tasa de frames por segundo. Nos habría gustado que mantuviera los 60 en este caso, ya que hablamos de un título lanzado hace ya más de una década.
Decíamos antes que parecía pensado por y para Switch, y la inclusión de un sistema de apuntado por giroscopio totalmente configurable y con una precisión de 10 da buena fe de ello. Por no hablar del chat de voz que “esconde” (necesitas un headset para utilizarlo), que funciona a la perfección, aunque nos habría gustado tener una opción de pulsar para hablar.
Quizá el punto que más molesta de esta versión es su extrema fidelidad, por la que mantiene las mismas pesadas pantallas de carga de los originales. Puedes llegar a toparte con una pantalla de carga tras una única prueba en Portal 2, y no es algo que dure 10 segundos precisamente. Además, en caso de que la consola no esté conectada a internet, cada logro desbloqueado se convierte en dos mensajes de error que cortan el ritmo de la partida. Es algo especialmente molesto.
Aun así, no podemos cerrar nuestro análisis de Portal: Colección Complementaria en Nintendo Switch sin dejarlo claro: es una adaptación para quitarse el sombrero. No solo demuestra que el pastel no era mentira, sino que también es verdaderamente delicioso a pesar del paso de los años y de su precio reducido. Si no lo jugaste y te gustan los puzles y los diálogos punzantes, no lo dejes escapar. Si lo jugaste, la portabilidad y su perfecta adaptación son motivos de sobra para volver a pasar por el aro, sobre todo si tienes alguien con quien disfrutar de su modo cooperativo.