Análisis de Pokémon Escarlata y Púrpura para Nintendo Switch... ¿Ha sido un fracaso el primer mundo abierto de Pokémon?
En el último año, The Pokémon Company se ha atrevido a lanzar hasta 5 juegos de la saga principal de Pokémon: Diamante Brillante y Perla Reluciente, Leyendas Pokémon Arceus y Escarlata y Púrpura cierran un 25 aniversario de Pokémon bastante discreto aunque revolucionario. Precisamente, Pokémon Escarlata y Púrpura llegan para darle un vuelco a la saga con un gigantesco mundo abierto y un desarrollo libre. Ya los hemos completado y os contamos en su análisis cómo ha resultado Pokémon Escarlata y Púrpura en Nintendo Switch.
Pokémon nunca ha sido una saga que le preste una especial atención a la historia. Como RPG, en este apartado siempre ha dejado un poco que desear, salvo escasas excepciones.
En Pokémon Escarlata y Púrpura ha cambiado el concepto de juego a un mundo abierto y más o menos libre, donde es más difícil avanzar una historia de forma constante. Le pasó a juegos como Zelda: Breath of the Wild o Immortals, y le pasa incluso en mayor medida a estos nuevos juegos de Pokémon.
Nuestro protagonista es un nuevo alumno de la Academia Uva o Naranja que, nada más empezar su curso, se encuentra con un misterioso Pokémon montura llamado Miraidon o Koraidon. Estos se hacen amigos y deciden recorrer juntos Paldea para completar una actividad extracurricular de la academia llamada La Búsqueda del Tesoro. Esta es la premisa inicial de Pokémon Escarlata y Púrpura, que divide el guión del juego en tres caminos totalmente libres basados en derrotar líderes de gimnasio, encontrar a unos abusones de la academia llamados Team Star, y desentrañar el misterio de unos Pokémon gigantescos avistados por Paldea.
Esto es lo que ofrece Escarlata y Púrpura: una aventura “como quieras” que se unifica en su última parte para ofrecer una recta final apoteósica, pero muy breve y apresurada.
El juego podría considerarse un comienzo con planteamiento, un cuerpo con juego de relleno y gameplay, y un corto desenlace que nos ha dejado bastante satisfechos. El problema de la narrativa en los mundos abiertos totalmente libres se ha sentido con más fuerza que nunca en Pokémon Escarlata y Púrpura, con personajes bastante olvidables y otros totalmente desaprovechados.
Una pena, porque el guión principal apuntaba a ser uno de los mejores de la saga, pero Game Freak no ha sabido mantener el interés durante el recorrido, haciéndose bastante tedioso.
Hablamos de que Pokémon Escarlata y Púrpura es un juego libre, pero tiene algunos límites: existen algunas limitaciones que hacen que no podamos acceder al final de la historia directamente. Si intentamos acceder a cierto punto, una voz procedente de ninguna parte nos dirá que “no es el momento de estar ahí”, cerrando parcialmente la puerta a lo que sería el primer Pokémon totalmente abierto de la franquicia.
Nunca antes, en toda la historia de los videojuegos, habíamos visto un caso como el de Pokémon Escarlata y Púrpura: se trata de un juego increíblemente ambicioso que tiene enormes problemas a nivel técnico. Como nunca antes en ningún juego de Pokémon previamente lanzado.
Durante las dos primeras horas de juego, que se consideran un tutorial, un entorno algo más controlado hace que veamos la mejor cada del juego… El problema viene cuando Pokémon Escarlata y Púrpura se abre y da paso a su mundo abierto libre.
Movernos por Paldea se vuelve una experiencia que puede llegar hasta a marear debido al pobre rendimiento constante. Hay zonas más problemáticas que otras, pero lo habitual es encontrar un frame rate muy variable con objetivo de 30 imágenes por segundo, pero que muy pocas veces se consigue. Tras hacer el análisis técnico a Pokémon Escarlata y Púrpura, hemos visto que lo normal es jugar con un rendimiento de entre 17 y 27 fps, con caídas puntuales hasta las 12 imágenes por segundo (versión 1.0.1 con parche de lanzamiento). Consideramos esto inaceptable y que frustra la experiencia de juego.
El parche de lanzamiento del juego consiguió aliviar parcialmente un gigantesco problema de frame-pacing de la versión original que podéis encontrar en la tarjeta comercial que podéis comprar. Aun así, el problema sigue estando y siendo molesto, provocando tirones en la ejecución visibles a simple vista.
Existe un enorme pop-in de elementos en el mundo abierto que hace que incluso nos encontremos Pokémon de golpe en nuestras narices y nos choquemos con ellos, además de carga abrupta de texturas y modelos gigantes del entorno. El fallo más visible en este sentido afecta a la iluminación, que hace aparecer o no sombras proyectadas por el entorno.
El problema más grave que hemos visto son fallos gráficos que crean flashes parpadeantes y que afectan, al menos, a la versión 1.0 del juego.
Durante los combates la cosa mejora notablemente, con un frame rate bastante más estable, aunque la posición de la cámara no sea la mejor en todas las ocasiones.
Esta falta brutal de optimización, que se ha solventado en ocasiones bajando la resolución, número de elementos en pantalla o texturas que se amplían conforme nos acercamos, desmerece un gran trabajo que han hecho los animadores para dar vida a los Pokémon de Paldea: lo mejor que hemos visto en el juego ha sido cómo los Pokémon se han adaptado al entorno, dando coherencia al estilo de vida de cada uno de ellos. Por ejemplo, reaccionando a las derrotas de sus congéneres, viendo como la cola de Azurril flota en el agua como si fuera una boya, Wigglet saliendo de la arena en la playa y escondiéndose cuando nos acercamos, o manadas de Deerling corriendo por el campo libremente.
Es incomprensible el uso de algunos efectos gráficos avanzados que mejoran la calidad visual enormemente, como charcos con reflejos cuando llueve, o efectos de iluminación dinámica sorprendentes para un mundo abierto en Nintendo Switch. Quedan muy bonitos pero afectan demasiado al rendimiento del juego, llegando a afectar negativamente a cómo jugamos.
También el diseño artístico de Pokémon Escarlata y Púrpura, basado en España, ha sido excelente y uno de los mejores que hemos encontrado en toda la saga: muchas de las ciudades tienen edificios y estilos de construcción que nos recuerdan a tradicionales pueblos andaluces, detalles preciosos para los más veteranos de Pokémon y dándole la importancia que merece al estilo trencadís de Antoni Gaudí en la construcción de Ciudad Meseta.
Igualmente, la música tiene sus altibajos: tenemos algunas canciones que son geniales y que siguen el estilo tradicional de Pokémon con un ligero toque español puntual. Toby Fox vuelve a componer algunas melodías memorables que son de los mejor que podemos encontrar en este juego. Otras, por el contrario, llegan a resultar hasta desagradables, como el tema que suena durante la Liga Pokémon. Todo lo relativo a este momento del juego nos ha resultado soso y apresurado comparado con lo que nos tiene acostumbrados la saga, incluso quedando muy por detrás de Pokémon Espada y Escudo.
Pokémon Escarlata y Púrpura son los primeros juegos de Pokémon de mundo abierto total. Además, estrenan un sistema de desarrollo libre en el que podemos ir donde queramos tras pasar el tutorial inicial.
El juego nos ofrece tres vías diferentes para jugar, que pueden combinarse o completar de forma progresiva: la primera y tradicional es derrotar a todos los líderes de gimnasio de la región, entrenando a las criaturas que atrapamos y luego enfrentándolas con las de los demás entrenadores. La segunda es aplacar a los abusones del colegio, el Team Star, entrando en bases que tienen repartidas por Paldea y haciendo frente a sus Pokémon con pequeños minijuegos. Por último tenemos la Senda Legendaria, donde tenemos que derrotar a gigantescos Pokémon repartidos por la región.
Al ser totalmente libre, hemos encontrado cosas positivas y negativas en este apartado. Lo bueno es que puedes completarlo a tu manera y de la forma que más te guste, sin adaptar niveles y habiendo unas zonas del juego más complicadas que otras. Lo malo es que no hay prácticamente ninguna personalización en cada uno de los encuentros. Los líderes de gimnasio tienen minijuegos previos propios, casi todos involucrando combates Pokémon, pero la mayoría con ideas aburridas y que no son divertidas. Los encuentros con el Team Star son todos iguales aunque cambie su líder y la geografía del terreno, y los Pokémon gigantes repiten fórmula una y otra vez, simplemente teniendo que encontrarlos y derrotarlos sin ningún desafío más allá de ser más fuertes y ganarles en combate.
Estos son los objetivos de este mundo abierto de Pokémon, unos más entretenidos que otros. Pero gran parte de la gracia de los mundos abiertos es perderse, encontrar cosas por el camino que resulten satisfactorias para el jugador… y en eso, Pokémon Escarlata y Púrpura falla estrepitosamente.
El mundo está lleno de Pokémon que podemos capturar, pero poco más. Podemos encontrar a Gimmighoul con sus monedas en algunos puntos del mapa, unos objetos coleccionables que hay que tocar y MTs repartidas por el mundo. Pero ninguna de estas cosas reporta una sensación de progresión que sí teníamos con los santuarios de Zelda: Breath Of The Wild o Immortals. Incluso la recolección de materiales de Leyendas Pokémon Arceus resultaba mucho más satisfactoria, al poder utilizarlos para crear Pokéballs y herramientas que se usaban de forma constante. Aquí solo sirven para crear MTs, que no todos los jugadores usarán de forma habitual.
Esto nos da como resultado un mundo abierto que, aun lleno de Pokémon, se siente vacío y no premia prácticamente nada la exploración. Puede costarnos un montón llegar a cierto lugar del mapa con nuestro Pokémon y luego decepcionarnos por no encontrar nada. Ni siquiera algún Pokémon realmente especial más allá de los teracristalizados, ya que están todos mezclados por hábitats de forma aleatoria.
La teracristalización es el nuevo truco que incluye Pokémon Escarlata y Púrpura tras el Dinamax de Espada y Escudo. Es mucho más directo y sencillo, pudiendo hacer a los Pokémon y sus ataques más fuertes, pero incluso llegando a cambiar su tipo y trazas estrategias avanzadas. Tiene buenas posibilidades y sus efectos gráficos lo convierten en todo un espectáculo.
Eso sí, no se sienten tan especiales como los Pokémon gigantes de Leyendas Pokémon o las formas especiales Gigamax de Espada y Escudo.
Koraidon y Miraidon son las monturas que nos permiten movernos por el mundo de Paldea de forma más ágil, pudiendo nadar, escalar o incluso planear. Este sistema de montura funciona y resulta agradable, aunque más lento que el que vimos en Leyendas Pokémon.
Hay pocas veces que un juego funcione tan mal para que afecte el rendimiento y los problemas a la jugabilidad, y Escarlata y Púrpura es un caso en el que esto ocurre. La escasa distancia de dibujado de los Pokémon o de las estacas coleccionables resulta a menudo frustrante, encontrándote Pokémon de golpe y chocándote con ellos, entrando a combates no deseados, o teniendo que acércanos mucho a algunas zonas para ver los coleccionables del juego. También la cámara juega malas pasadas, especialmente en las ciudades donde se queda enganchada.
Nos ha gustado la mecánica del Picnic y los bocadillos para interactuar con nuestros Pokémon. Ya existía antes con el Pokérecreo, pero se ha mejorado para que resulte realmente interesante utilizarla, pudiendo incluso aumentar la posibilidad de encontrar Pokémon Variocolor al tomar cierto tipo de bocadillos. Estos minijuegos en los que nos montamos nuestro propio bocata nos han dejado un muy buen sabor de boca.
Hay un montón de Pokémon en la Pokédex de Paldea, con unos diseños de los nuevos excelentes y el regreso de algunos de los más populares. En ocasiones, cuesta incluso verlos en pantalla debido a sus pequeños tamaños, y es que no se ha facilitado de ninguna forma su visibilidad. Atraparlos a todos será una tarea de enormes proporciones.
Es curioso que Pokémon Escarlata y Púrpura se ha planteado como un juego enfocado a jugar en compañía, y Game Freak ha apuntado muy alto con su modo multijugador: podremos invitar hasta a cuatro amigos a nuestro mundo del juego, ya sea en local o a través de internet, y completar la mayor parte de la aventura en compañía.
Cuando un jugador vaya al mundo de otro, todos los Pokémon que aparecen en ambos mundos se mezclarán, pudiendo encontrarlos en las partidas de ambos jugadores. También podemos avanzar la historia completando gimnasios, derrotando al Team Star o aplacando a los Pokémon gigantes, incluso de forma simultanea.
Esta es una de las partes más positivas que hemos visto en el juego. Resulta más entretenido jugar Pokémon Escarlata y Púrpura en compañía, a pesar de todos sus fallos.
Esperábamos que el rendimiento se viera aún más perjudicado al incluir a más jugadores en su mundo abierto. Curiosamente no ha sido así, y el funcionamiento es prácticamente igual, independientemente de que traigas o no a amigos a jugar. Funciona bastante mal en solitario, así que agradecemos que, al menos, no funcione aún peor en compañía. Sí que hemos tenido varias desconexiones jugando a través de conexión local, aunque esto podría variar si jugamos a través de internet y por el estado de la conectividad de los jugadores.
La interacción con otros jugadores parece una parte esencial de estos juegos. Podremos intercambiar y combatir con otros jugadores. También vivir la aventura en compañía e inmortalizar algunos momentos con la cámara del juego. En general, la opción multijugador de Pokémon Escarlata y Púrpura nos ha gustado mucho, avanzando en la saga y ofreciendo unas posibilidades a la altura de los juegos actuales.
Existe un área en el juego al que no se puede acceder y que intuimos que tendrá relación con el DLC. Esta limitación, que es básicamente una pared por la que no podemos escalar de forma muy oportuna, se siente bastante extraña y antinatural.
El postgame del juego no se centra en ampliar el contenido argumental, siendo bastante discreto incluso para la saga Pokémon.
Estamos muy tristes por cómo ha resultado el juego de Pokémon basado en España. Escarlata y Púrpura tenían buenas ideas. Se ha incluido de forma ya obligada un mundo abierto que ha resultado estar lleno de Pokémon, pero vacío en contenido. Pokémon Escarlata y Púrpura suspende como juego de mundo abierto.
No se ha dado la importancia que merece a puntos y momentos clave de la historia, haciéndose repetitivo y, cuando intenta variar, fracasando con minijuegos aburridos como los que ocurren antes de los gimnasios.
Es un juego con una ambición gigantesca, pero se nota que no se ha tenido tiempo para pulir ninguno de sus apartados, incluido su propio planteamiento. Da la sensación de que está a medias, en algunos momentos sintiéndose como una beta de un prometedor juego de Pokémon.
Choca mucho ver cómo los Pokémon en su mayoría tienen un gran trabajo de animación y adaptación al medio, pero se ha quedado con una optimización pésima que lo convierten en el juego con más problemas técnicos de toda la saga, llegando incluso a afectar seriamente a la experiencia de juego.
Pokémon necesita más tiempo. Escarlata y Púrpura han pasado una línea que nunca se debería haber cruzado, y es que el juego no cumple con los estándares de calidad ni de Nintendo ni de la saga Pokémon. Son la prueba de que no se pueden hacer juegos tan grandes y ambiciosos de forma tan apresurada, y menos siendo una de las franquicias de entretenimiento más populares del mundo.
Esperamos que, algún día, The Pokémon Company de a Escarlata y Púrpura el tiempo que necesitaba y la oportunidad de ser mejor, con una reimaginación de un juego que apuntaba a ser una obra maestra, pero que, por las prisas, se ha quedado en una experiencia anodina y vacía.
Si os ha gustado el análisis de Pokémon Escarlata y Púrpura para Nintendo Switch no os perdáis el top completo de la consola en La Lista.
**La versión que hemos analizado en esta reseña de Pokémon Escarlata y Púrpura es la 1.0.1.