Nintendo trae de vuelta la saga Metroid en dos dimensiones a Switch con Dread y os contamos qué nos ha parecido en nuestro análisis.
La cazadora se convierte en la presa en Metroid Dread, el nuevo juego de la serie que despierta tras un descanso de 19 años sin una entrega totalmente nueva y original en dos dimensiones. Lo hemos jugado varias veces para tener las cosas claritas y contaros qué nos ha parecido. Este es nuestro análisis de Metroid Dread para Nintendo Switch.
A lo largo del tiempo, solo hemos tenido 4 antecedentes de juegos de Metroid en dos dimensiones, con algunas remasterizaciones y remakes entre medias que saciaron un poco las ganas de este tipo de juegos. A pesar de esto, la saga caló muy hondo entre los fans de Samus; quizá fuera por su completo y adictivo sistema de juego, o por el componente de exploración que hacía que te perdieras en sus mapas durante horas. Durante este tiempo han cambiado muchas cosas en Metroid.
No es necesario haber jugado los cuatro juegos anteriores para entender la historia de Metroid Dread, sobre todo porque al comienzo del juego nos hacen un fantástico resumen de todo lo ocurrido para ponernos al tanto, aunque sí que es cierto que si los habéis jugado, disfrutaréis más de su historia al ver un montón de referencias, tanto jugables como argumentales.
Samus es una cazarrecompensas intergaláctica que marcha al planeta ZDR a investigar el Parásito X, un ente que ya se encontró en anteriores juegos de Metroid y que, según un vídeo enviado en el anonimato desde el planeta, podría haber regresado.
Nada más llegar, un Chozo cabreado da una paliza a Samus y le deja desprovista de armas, en la zona más profunda del planeta. Su misión será salir con vida del mismo, investigar si está el parásito X en ZDR y ver qué ha ocurrido a unos robots de la Federación Galáctica enviados y desaparecidos, llamados E.M.M.I.
La historia del juego nos ha parecido genial, un poco lenta durante los primeros pasos, pero reveladora y muy interesante, con algunos giros de guión inesperados para mantener el suspense.
El juego se ayuda mucho de escenas cinemáticas y transitorias generadas por el propio motor, para que la narrativa sea más espectacular, y es que no sería tan Impactante si se dejara en dos dimensiones.
La historia del juego nos ha parecido genial, un poco lenta durante los primeros pasos, pero reveladora.
En Metroid Dread, Samus es un personaje tímido y de pocas palabras, algo con lo que los nuevos jugadores quizá no se sientan del todo a gusto, pero que a los que llevamos jugando a Metroid desde siempre estamos más que acostumbrados. Esto hace que no exista desarrollo en el personaje, siendo, como ocurría en los antiguos títulos de Zelda con Link, un avatar con el que completar la aventura.
Desde luego, una de las mejores cosas que tiene Metroid Dread es su argumento y trama. No es perfecta y alguna parte termina con desenlaces abruptos y decepcionantes, pero en términos generales cumple su objetivo de forma sobrada.
Tras la llegada de los juegos en tres dimensiones de forma masiva, incluso a sistemas portátil, juegos como Metroid quedaron relegados al territorio indie, con proyectos maravillosos como Hollow Knight u Ori and the Blind Forest. No se necesitaron enormes empresas detrás para crearlos, y con Metroid Dread, Mercury Steam tenía el apoyo y soporte total de Nintendo.
Con esto queremos llegar a que, para hacer grandes juegos, no se necesita obligatoriamente un enorme presupuesto, si no una buena idea. Y Metroid Dread tiene algunas muy buenas.
Esta entrega de la serie mantiene una estética muy similar a la de la saga Metroid Prime, también con entornos muy variados y novedosos, que sorprenden para tratarse de un juego de Metroid.
La evolución de la saga en el apartado gráfico ha sido una adaptación de los juegos tridimensionales de Metroid a las dos dimensiones, con todos los elementos del escenario generados como polígonos de forma similar a como se hizo con Donkey Kong Country Returns. Rechazar el estilo “pixel art” en favor de las tres dimensiones hace que el juego se vuelva muy espectacular. Nintendo lo sabía, Mercury Steam lo sabía, y juntos han aprovechado hasta el más mínimo giro de cámara para transmitirnos que estamos dentro en una película de acción.
Metroid Dread es lo que nosotros llamamos un “juego chulo”, que pretende convertir a Samus en una máquina de matar aliens capaz de hacer saltos y acrobacias típicas de una película de Jungla de Cristal, quedando todo de forma espectacular. Y en este sentido no tenemos mucha queja porque el juego lo hace muy bien.
Tras el análisis técnico no vemos que Metroid Dread sea un título que haya explotado el hardware de Nintendo Switch como es debido: en casos puntuales hemos visto como el framerate baja levemente, siendo más evidente durante las escenas cinemáticas y el paso de la cámara frontal a cenital.
Esto no supone un problema a la hora de jugar y disfrutar de Metroid Dread, pero estos pequeños fallos no son justificables al tratarse de un juego con texturas poco detalladas, escenarios cerrados bidimensionales y efectos visuales sencillos. Vamos, que tampoco es la última generación gráfica del momento, por muy espectacular que queden las escenas.
Metroid Dread es lo que nosotros llamamos un “juego chulo”, que pretende convertir a Samus en una máquina de matar aliens capaz de hacer saltos y acrobacias típicas de una película de Jungla de Cristal.
Esto nos lleva a que Mercury Steam no ha sabido darle a Nintendo Switch y Metroid el trato técnico que merecían, no estando tan pulido como los juegos desarrollados por algunos equipos internos de Nintendo, como Kirby Star Allies o Super Smash Bros Ultimate, títulos muy estables y robustos. Metroid Dread no alcanza ese nivel de perfección. Sí que han sabido animar de forma excelente tanto a Samus como a los enemigos y jefes, algo vital en un juego que dispara tu adrenalina como este.
Metroid Dread tiene el objetivo de correr a 60 imágenes por segundo, tanto en modo portátil como en modo televisión y, en conclusión, lo consigue sufriendo en ocasiones. Durante las escenas pasaremos a 30 FPS bastante estables aunque con variaciones. En lo relativo a los tiempos de carga, solo estarán presentes en los cambios de una zona a otra, siendo de unos 20 segundos.
La banda sonora es uno de los puntos más fuertes de Metroid Dread, con Kenji Yamamoto a la cabeza y dando la ambientación que este angustioso juego debía tener. Los sonidos que emiten los E.M.M.I. junto a la tensión de las persecuciones, hacen de Metroid Dread uno de los juegos de Nintendo Switch con mejor ambientación sonora.
Nos ha parecido un poco vago que las líneas de diálogo en castellano hayan sido todas robóticas. No existe un doblaje como el que tuvo Zelda o WarioWare, y esto sí que lo echamos de menos. Al menos, contamos con textos de pantalla en español.
Seguro que gran parte de los fans de Metroid recuerdan con añoranza los mapas de los primeros juegos de la serie, donde podías perderte para encontrar tu destino y dabas mil vueltas para conseguir un mejor equipamiento para Samus. Mercury Steam se ha encargado del diseño de niveles en Metroid Dread, y ha dado un resultado que de primeras nos convencía, pero que conforme hemos completado y rejugado el juego, nos ha decepcionado. Tiene fallos de diseño importantes y creemos que Metroid Dread se le ha quedado grande a Mercury Steam en este sentido.
La historia principal, es decir, casi la totalidad del juego, se ha convertido en un gran pasillo en el que cualquier ruta o camino alternativo que pudiéramos tomar y explorar es bloqueado por elementos oportunistas que aparecen de la nada, como rocas, hielo, o directamente una puerta que se ha cerrado porque le ha dado la gana.
Literalmente podríamos atravesar el juego entero sin mirar el mapa porque la mayoría de puertas y áreas alternativas se bloquean sin motivo. En juegos anteriores de Metroid, era común encontrar puertas o zonas inaccesibles que podríamos abrir más adelante cuando encontráramos el armamento adecuado. En Metroid Dread esto no ocurre de la misma forma: puedes cruzarte con puertas que no puedes abrir, dejando un solo camino por el que seguir, consiguiendo el objeto necesario y devolviéndote a la puerta ahora accesible, normalmente, sin posibilidad de volver atrás y explorar.
Otro gran fallo de diseño lo hemos encontrado en Cataris: Metroid siempre ha sido un juego en el que te tienes que buscar la vida para avanzar, y Dread lo hace muy bien en ocasiones, pero abrir una ruta en una pared sin ningún tipo de indicador o pista previa nos ha parecido una idea terrible. Explorar el entorno siempre ha sido algo clásico en Metroid, y de hecho. muchos de los objetos coleccionables consisten en romper paredes con bombas, misiles o velocidad, cosas que en algún momento te enseñan en el juego: en particular, en ese punto de la aventura, no hay absolutamente nada.
Creemos que, lo lógico que haría Nintendo, habría sido poner un enemigo para descubrir el camino por sorpresa al disparar, o hacerte buscar en el mapa alguna pista. Aquí, junto al pasillero recorrido de la historia principal, hemos visto que Mercury Steam no ha acertado con el diseño de niveles.
Pero no todo ha sido malo en cuanto a la jugabilidad: se ha respetado de forma genial el estilo clásico de la saga, añadiendo una mayor variedad de movimientos que hacen sea más fluido y actual. La mejor adición de esta entrega a la serie Metroid son los E.M.M.I.: en algunas áreas del juego habrá unos terroríficos enemigos casi invencibles de los que tendremos que huir y escondernos, convirtiéndose por momento Metroid Dread en un survival horror. Se ha creado una magnífica ambientación en estos lugares que hacen que suba la tensión y realmente sintamos angustia de ser perseguidos.
Mercury Steam no ha acertado con el diseño de niveles en Metroid Dread.
En las Zonas E.M.M.I. el diseño de niveles también hace de las suyas, ya que, aunque haya lugares y habilidades para esconderse como la invisibilidad, puedes pasar corriendo y la mayor parte de las veces sin problemas, sin puzzles que resolver o tareas que realizar para aumentar el tiempo de tensión. Esto sucede porque no se han forzado la mayoría de encuentros con los E.M.M.I., y por tanto, no te obligan a idear estrategias de escape o formas de esconderte.
Más adelante en el juego tendremos vía libre para la exploración, y creemos que esta es la parte que más se disfruta de Metroid Dread, resolviendo puzzles con todas las habilidades de Samus disponibles, atravesando el mapa y buscando en cada recoveco para mejorar su equipamiento.
A pesar de todo, la jugabilidad de Metroid Dread es muy divertida y adictiva. Se consigue que te lo pases bien jugando, luchando contra enemigos o usando todos los movimientos disponibles para explorar, y esto es un punto muy positivo que hemos visto.
Metroid Dread es un juego bastante corto, siguiendo la estela del resto de juegos de la serie en dos dimensiones. Nuestra primera partida la completamos en 5 horas y media, y la segunda en unas 4 horas, extendiéndola hasta las 7-8 horas para llegar al 100%.La dificultad del juego está muy desbalanceada entre los trayectos de un punto a otro y las batallas contra enemigos más poderosos, siendo difícil morir si no estamos luchando contra jefes, y subiendo enormemente la dificultad en estos últimos.
Al final, hemos notado que una vez aprendemos sus movimientos no se hace muy complicado derrotarlos… salvo excepciones.
Pese a la corta duración de su historia principal, Metroid Dread es un juego con un punto de rejugabilidad, que recompensa por obtener el 100% de objetos de mejora y que tiene algún que otro secreto que puede alargar aún más su duración.
Dependiendo de nuestro desempeño en la partida, podremos desbloquear elementos de la galería de arte y los archivos Chozo, lo que anima a completar el juego al máximo.
Metroid Dread es compatible con la función amiibo de Nintendo Switch. Los amiibo de Samus nos darán vitalidad una vez al día, por si andamos justos en las batallas contra jefes y queremos un plus de potencia, mientras que el amiibo del E.M.M.I. recargará nuestra munición.
Algo de lo que te das cuenta a los pocos minutos de juego es que está muy orientado a disfrutarse en modo portátil, incluso viéndose mejor con la consola en la mano al ser menos evidentes las texturas de baja resolución. Quizá sea también porque la saga se adaptó muy bien a consolas portátiles, y en Nintendo Switch no es una excepción.
La serie Metroid vuelve con un nuevo videojuego que nos ha dejado un sabor agridulce. Tiene una jugabilidad muy divertida que se ve frustrada por un diseño de niveles con fallos que anula parte de lo que nos gustaba de los clásicos juegos de Metroid: la exploración libre durante la aventura.
Los E.M.M.I. son todo un acierto que da un enorme carisma a esta entrega, llevándose gran parte del protagonismo por el ambiente de tensión y terror que genera. Gracias a ellos, Metroid Dread es un juego único en la saga.
No podemos ponerlo al nivel de otras grandes producciones de Nintendo como Zelda: Breath Of The Wild o Metroid Prime, y no porque sea un juego en dos dimensiones; algunos problemas impropios de juegos first party de Nintendo hacen que Metroid Dread no sea todo lo bueno que podría ser.
Aun con todo, se trata de un juego que gustará a los fans de la saga y los juegos de acción.
Si os ha gustado el análisis de Metroid Dread para Nintendo Switch, os recordamos que podéis ver el top completo de la consola en La Lista.