Os contamos en el análisis de Souldiers para Nintendo Switch cómo ha resultado el nuevo Metroidvania-Souls de los madrileños Retro Forge.
Antes de entrar en materia, con el análisis de Souldiers propiamente dicho, me vais a permitir poner en contexto un par de cuestiones. El subgénero metroidvania llegó para cambiar las normas de juego. No en vano, nos trajo un modelo de progresión totalmente nuevo. Y es que la dificultad endiablada de las primeras incursiones videojueguiles comenzaba a desembocar en un aumento progresivo y sostenido de los elementos presentes en cada juego. Power-ups, toques RPG, exploración, acción… Lo mismo a alguno de vosotros os suena The Legend of Zelda (1986).
No obstante, con el paso de los años se ha ido transmutando en una propuesta rara vez vista en los “grandes” proyectos “AAA”. Por suerte, y a títulos como Hollow Knight nos remitimos, el territorio indie ha sabido recoger el testigo. El último ejemplo lo tenemos con Souldiers. Ópera prima de los españoles de Retro Forge y un juego que aspira a ocupar un lugar de honor en el Olimpo metroidvania de Nintendo Switch. ¿Logrará conseguirlo? No os perdáis nuestro análisis para descubrirlo.
Un sabio amigo me dijo una vez que las mejores historias comienzan tras la muerte. Y Souldiers, como podréis leer en este análisis, es buena muestra de ello. La historia comienza tras la muerte de un grupo de soldados pertenecientes a Zagra (uno de los tres estados que gobiernan el continente de Ascil). Tras caer en combate una misteriosa Valquiria les ofrece la oportunidad de volver a la vida, al más puro estilo Ragnarök, en una peligrosa e inhóspita tierra (Terragaya) en la que todo y todos intentan re-matarnos.
Como podéis leer, no se trata de ningún tipo de alarde narrativo. No obstante, y conforme avance la aventura lo comprenderéis (texto libre de spoilers), el hilo argumental cumple su cometido de una forma bastante efectiva.
Souldiers, y este análisis da buena fe de ello, deja muy claro desde el minuto uno de juego sus titánicas pretensiones jugables. Y es que los primeros compases de juego nos presentan dos de los aspectos fundamentales de la aventura. En primer lugar, su dificultad. Algo de lo que hablaremos más adelante repitiendo mucho la palabra souls. ¿El segundo? La libre elección de personaje. A escoger entre Scout (soldado centrado en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo), Arquero (ataques de larga distancia) y Conjurador (versado en el uso de magia).
Y no se trata de cambiar cuatro píxeles o el color de la armadura. Nuestra elección marca por completo la dinámica de juego e incluso el devenir de la propia aventura. ¡Ahí es nada! A partir de aquí, cada uno de los personajes jugables cuentan con un árbol de habilidades propio a desbloquear con los puntos obtenidos al subir de nivel. Algo que también nos permite mejorar nuestras estadísticas generales.
Como en cualquier metroidvania que se precie, contamos con un ataque ligero y otro fuerte. No obstante, a la ecuación jugable se suman otros dos elementos fundamentales: esquivar (dash) y bloquear ataques. Se trata de dos técnicas, basadas en el timing, imprescindibles para sobrevivir en Terragaya.
Por otro lado, contamos con un amplio surtido de armas secundarias como bombas, dagas, martillos y un largo etc… Cada una de ellas con sus virtudes y debilidades específicas. Si a ello le sumamos el desbloqueo progresivo de habilidades, como el doble salto o la posibilidad de rebotar en las paredes, la cosa se anima.
Seguimos sumando para bingo. Y es que el poder de diversos orbes con propiedades elementales (aire, fuego, tierra y rayo) nos permite desde activar determinados mecanismos, no vamos a enumerarlos todos para evitar spoilers, hasta quemar diversos elementos que bloquean nuestro camino. Algo que, aunque no suponga gran desafío, hace que el mapa sea un puzle en sí mismo.
Y la cosa no se queda ahí, ya que también juegan un papel fundamental sobre nuestro poder de ataque. No en vano, cada enemigo es especialmente resistente, o vulnerable, a determinados elementos. Por lo que, si tenemos en cuenta la complejidad de cada uno de ellos, se trata de nuestro mejor aliado estratégico a la hora de lanzarnos a la batalla.
Llegados a este punto del análisis ya debe quedar meridianamente claro que las herramientas y mecánicas que Souldiers pone a nuestra disposición desbordan la media de lo ofertado por cualquier metroidvania del montón. No obstante, la lista de novedades no se quedan aquí.
El mapa de Terragaya logra fusionarse con el resto de apartados jugables de una forma pocas veces vista en un título de estas características. Sistema de progresión, mecánicas, mazmorras, enemigos… todos los pilares jugables de Souldiers se unifican en una suerte de sabroso cóctel tan adictivo como, y aquí llega lo realmente sorprendente, retroalimentativo. Y es que nos encontramos ante un juego exigente con el jugador pero tremendamente justo y honesto en lo que ofrece. ¿Quieres más?, ¡juega más!
Disponemos de un basto mundo interconectado de una forma inteligente. Todo ello con multitud de obstáculos, trampas, secretos y puzles que hacen que cada paso suponga todo un retRo. Por suerte, contamos con diversos checkpoints, que nos permiten guardar partida y transportarnos de una zona a otra. Además, junto a muchos de ellos se sitúa una tienda “portátil” gestionada por un personaje de lo más peculiar y sorprendente.
El backtracking es otro elemento que no puede faltar en ningún metroidvania que se precie. Y Souldiers no iba a suponer una excepción. Algo que hace que obtemos bastante a menudo por regresar sobre nuestros pasos, tras adquirir una nueva habilidad, en busca del botín de turno. Por otro lado, la ciudadela nos permite mejorar nuestras armas, comprar o vender objetos y aceptar misiones secundarias a cambio de una recompensa económica.
Regresando a las mecánicas jugables, Souldiers nos presenta un sistema de juego tremendamente fluido y satisfactorio. Eso sí, tenemos las herramientas, pero sacarles partido ya es harina de otro costal. Y si no que se lo digan a los cientos de muertes que atesoramos a nuestro espalda escudo.
El toque souls queda plasmado en cada rincón. Y es que, no nos engañemos, escojamos el nivel de dificultad que escojamos el reto está garantizado. Algo más que palpable en unas mazmorras diseñadas, milimetricamente, para hacernos sufrir de lo lindo. No obstante, a excepción de varios momentos del tramo final de la aventura, pocas veces el desafío se ha tornado frustración.
Mención a parte merecen los patrones mecánicos presentes en cada enemigo. Y es que, a poco que bajemos la guardia, cualquiera de ellos, por insignificante que parezca, nos las puede hacer pasar canutas. Algo que, por otro lado, nos hace mantenernos en un estado de tensión casi constante.
Por si no fuera suficiente, los distintos jefes nos ofrecen un desafío aún más completo y enriquecedor en el que tenemos que tener en cuenta multitud de patrones si queremos salir victoriosos. La sensación de satisfacción tras derrotar a cada uno de ellos resulta difícilmente explicable con palabras.
A estas alturas del análisis, probablemente muchos de vosotros os hayáis hecho ya una idea de lo que, en términos de durabilidad, nos ofrece Souldiers. ¿20, 30, 40 horas? El surtido de cosas que hacer es bastante variado. Ya os adelantamos que completarlo todo, todo y todo supondrá una tarea realmente colosal.
En terreno artístico nos encontramos con un título de desplazamiento lateral en 2D que ha optado por ofrecernos una experiencia pixelada (16bits) realmente deliciosa. Y es que el mimo con el que el estudio madrileño Retro Forge ha dado vida a cada rincón de su incipiente universo es más que palpable. Mención especial merece, más allá del maravilloso diseño de cada uno de los personajes y enemigos, las distintas zonas, escenarios y mazmorras.
Cada nuevo escenario cuenta con tal cantidad de detalles que no solo logra diferenciarse perfectamente del resto sino que además nos deja la sensación de estar jugando a varios juegos distintos. Queda claro que el trabajo llevado a cabo en lo que respecta a la ambientación y localización de entornos ha sido muy positivo.
Y hablando de ambientación, nada de lo anterior cobraría sentido sin un apartado sonoro a la altura. Ya se trate de un bosque frondoso o de un desierto sofocante, cada melodía logra, en conjugación perfecta con su arte pixelado, meternos de lleno en la aventura. Desde aquí os recomendamos jugar en modo portátil con los auriculares puestos para apreciarlo con mayor intensidad. Los efectos sonoros, que van desde los sonidos de las armas, hasta los gemidos de los monstruos o la arena al caer, cumplen su cometido con solvencia.
Entramos en uno de los poco apartados problemáticos del análisis de Souldiers… su rendimiento. Lo primero que llama la atención son los extensos, y en ocasiones desesperantes, tiempos de carga entre las distintas zonas. No exageramos al afirmar que aburren y se cargan gran parte de la inmersión jugable. Algo que se ve acentuado, aún más si cabe, con una ralentización//congelación de unos 30 segundos al guardar partida.
Para rematar, cada vez que regresamos a la partida el mapa aparece sin registrar. Algo que hace que, en muchas ocasiones, no recordemos el camino recorrido. Para poner la guinda al que, repetimos, podría ser uno de los pocos aspectos negativos del juego, existen algunos bugs que nos han llevado a seguir escalando una suerte de escaleras infinitas, ver un cofre desaparecer o quedarnos colgados en alguna que otra plataforma.
Por suerte, y esto último conviene recalcarlo, el equipo de desarrollo promete resolver, o cuando menos atenuar, gran parte de estos problemas en un parche de lanzamiento (día 1).
Souldiers deja claras sus pretensiones desde el minuto uno: alcanzar el trono de juego dentro del género metroidvania. Y no son pocos los recursos que aporta para lograrlo. Una historia que engancha, un desafiante, pero bien medido, toque souls, una jugabilidad tremendamente fluida y dinámica, mecánicas profundas o un delicioso sistema de progresión que se retroalimenta con el propio jugador son algunos de sus principales caballos de batalla.
Para rematar, su apartado artístico brilla a gran nivel con un destacable pixel art y un apartado sonoro que se fusiona a la perfección con el resto de la aventura. En el reverso de la moneda, algunos picos de dificultad desmedidos y unos problemas técnicos y de rendimiento que llegan a desesperarnos, pero que sus responsables prometen eliminar de un plumazo en la versión final del juego.
Si os ha gustado el análisis de Souldiers para Nintendo Switch, os recordamos que podéis ver el top completo de la consola en La Lista.