Nintendo tiene como origen los juegos de cartas, y no es de extrañar que siga manteniendo viva su pasión por ellas.
A sus más de 130 años de existencia, Nintendo mantiene todavía una relación muy especial con los juegos de cartas. Aunque este no ha sido el propósito final de la compañía en todo este tiempo, ni tampoco una de las razones por las que ha terminado triunfando, su conexión con esta clase de negocio ha sido permanente. También con los juegos de apuestas, con los que la marca nipona se ha visto relacionada en el último año ante la posibilidad de que pudiera a llegar abrir un casino. Algo a lo que Nintendo dio una negativa muy contundente en su reunión de inversores del año pasado, donde siempre se trabaja en pro de la transparencia.
Con el lanzamiento de títulos como 51 Worldwide Games se habían avivado estas especulaciones, pues entre la lista de todos los juegos que se incluían en esta recopilación estaban algunos de los juegos de apuestas más destacados del mundo, como Generala (dados), Blackjack o Texas Hold’em (poker). La intención de Nintendo de presentar este lanzamiento como un juego en el que no hace falta aprender nada acerca de controles o reglas, pues tiene algunos de los juegos más clásicos del mundo incluidos, despertó unas sospechas que por ahora parecen infundadas. Pero nunca es tarde para volver a los orígenes.
Después de que Fusajiro Yamaguchi fundara la empresa en 1889, Nintendo no se lo pensó dos veces a la hora de lanzarse a un mercado controvertido en aquella época. Con muchos juegos de naipes prohibidos hasta 1885, la marca nipona aprovechó que las autoridades decidieron relajar sus medidas en cuanto al juego y sectores relacionados para empezar a comercializar juegos de cartas, en algunos casos utilizados para jugar a blackjack o poker. De hecho, algunas barajas de poker muy curiosas tienen su principal origen y conexión con naipes vistos en Japón, sobre todo las destinadas al público más vintage.
Los naipes de estilo Hanafuda fueron los utilizados para sustituir barajas destinadas a ser usadas en juegos de apuestas, y de ellas se han hecho versiones para el poker más actual. Un guiño a los inicios de la marca y a los de las represiones en Japón. En 1633, el territorio se cerró a tener cualquier tipo de contacto con la cultura occidental. Una cultura que había llevado a sus fronteras la baraja portuguesa y con la que habían ganado una popularidad extrema los juegos de apuestas. Pero la prohibición no hizo sino despertar en los comerciantes locales la necesidad de aventurarse en este negocio, el de comercializar barajas de cartas.
De esa forma aparecieron conjuntos de cartas como los de Unsun Karuta, que estaban decoradas con figuras de guerra chinas, y que utilizó esa parte de la población que decidió arriesgarse a jugar en la clandestinidad durante más de dos siglos. A partir de finales del siglo XIX se produjo ese importante cambio, y la fusión de todas las barajas utilizadas durante la época más oscura en el país fueron las cartas Hanafuda. Nintendo se concentró en su producción, aunque lo hacía a mano. Las grandes demandas que provocaron las medidas más laxas y la ausencia de maquinaria provocó que la factoría creciera y contratara más personal.
La clientela de Yamaguchi eran sobre todo jugadores que querían destacar con una baraja diferente en sus juegos de apuestas privados, una con la que fuera casi imposible que los contrincantes hicieran trampas, pues la baraja les cogería de nuevas. Pero el pequeño comercio pronto aumentó su escala para poder alcanzar a otro tipo de mercado, y la marca nipona elaboró entonces sus primeros juegos de cartas, máquinas de arcade y consolas.
Entre las cartas Hanafuda hay que destacar algunas versiones como las Daitoryo, fabricadas en los primeros años de vida de Nintendo y que son las más populares de su estirpe. Se caracterizan por tener el retrato de Napoleón en ellas y todavía se pueden conseguir a día de hoy. Y lo mismo se puede hacer con algunas series de las cartas Karuta, aunque su uso ya no está destinado al juego y casi toda su demanda se centra en el continente asiático. Para Europa hay conceptos de la marca que siguen siendo un auténtico misterio.
Mediado el siglo XX, Nintendo se volvería a concentrar en la fabricación de juegos de mesa y juegos de cartas, una vez que volvieron las trabas a los juegos de apuestas. Aunque el negocio de los sucesores de Yamaguchi ya había encontrado un cauce más caudaloso, este tipo de productos seguían siendo algo necesario para la marca. Elaboró versiones basadas en personajes de Disney como Micky Mouse o Bambi, para juegos como el dominó o las damas.
La pasión por los juegos de cartas no es algo pasajero que Nintendo vaya a poder dejar de lado a largo plazo. Se encuentra en sus raíces más profundas. De hecho, en sus actuales videoconsolas no ha dudado en incluir juegos en los que se pueda jugar con cartas. Series como Pokémon, Yu-Gi-Oh! o Dragon Ball han tenido sus respectivas versiones, además de otros ejemplos como Mahjong, Eternal o Wingspan.